Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Corintios 1:12-46 verso por verso
Me refiero a que uno de ustedes está diciendo: “Yo soy de Pablo”, otro “yo de Apolos”, otro “yo de Pedro” y otro “yo de Cristo”.
¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue crucificado Pablo por ustedes? ¿O han sido bautizados en el nombre de Pablo?
Doy gracias a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes, sino a Crispo y a Gayo,
para que nadie diga que ha sido bautizado en mi nombre
(pero también bauticé a los de la casa de Estéfanas; en cuanto a los demás, no sé si bauticé a algún otro).
Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no sea hecha vana la cruz de Cristo.
Porque para los que se pierden, el mensaje de la cruz es locura; pero para nosotros que somos salvos, es poder de Dios.
Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de esta edad presente? ¿No es cierto que Dios ha transformado en locura la sabiduría de este mundo?
Puesto que en la sabiduría de Dios, el mundo no ha conocido a Dios mediante la sabiduría, a Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;
pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: para los judíos tropezadero y para los gentiles locura.
Pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios.
Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
Pues consideren, hermanos, su llamamiento: No son muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles.
Más bien, Dios ha elegido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo Dios ha elegido para avergonzar a lo fuerte.
Dios ha elegido lo vil del mundo y lo menospreciado; lo que no es, para deshacer lo que es,
a fin de que nadie se jacte delante de Dios.
Por él están ustedes en Cristo Jesús, a quien Dios hizo para nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención;
para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.