Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Corintios 10:7-46 verso por verso
No sean idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó para divertirse.
Ni practiquemos la inmoralidad sexual, como algunos de ellos la practicaron y en un solo día cayeron veintitrés mil personas.
Ni tentemos a Cristo, como algunos de ellos le tentaron y perecieron por las serpientes.
Ni murmuren, como algunos de ellos murmuraron y perecieron por el destructor.
Estas cosas les acontecieron como ejemplos y están escritas para nuestra instrucción, para nosotros sobre quienes ha llegado el fin de las edades.
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no los dejará ser tentados más de lo que ustedes pueden soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la puedan resistir.
Por tanto, amados míos, huyan de la idolatría.
Como a sensatos les hablo; juzguen ustedes lo que digo.
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
Puesto que el pan es uno solo, nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo; pues todos participamos de un solo pan.
Consideren al Israel según la carne: Los que comen de los sacrificios, ¿no participan del altar?
¿Qué, pues, quiero decir? ¿Que lo que es sacrificado a los ídolos sea algo, o que el ídolo sea algo?
Al contrario, digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios, y no a Dios. Y yo no quiero que ustedes participen con los demonios.
No pueden beber la copa del Señor y la copa de los demonios. No pueden participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.
¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Seremos acaso más fuertes que él?
Todo me es lícito, pero no todo conviene. Todo me es lícito, pero no todo edifica.
Nadie busque su propio bien, sino el bien del otro.
Coman de todo lo que se vende en la carnicería, sin preguntar nada por motivo de conciencia;
porque del Señor es la tierra y su plenitud.
Si algún no creyente los invita, y quieren ir, coman de todo lo que les pongan delante, sin preguntar nada por motivo de conciencia.
Pero si alguien les dice: “Esto ha sido sacrificado en un templo”, no lo coman, por causa de aquel que lo declaró y por motivo de conciencia.
Pero no me refiero a la conciencia tuya, sino a la del otro. Pues, ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia de otro?
Si yo participo con acción de gracias, ¿por qué he de ser calumniado por causa de aquello por lo cual doy gracias?
Por tanto, ya sea que coman o beban, o que hagan otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
No sean ofensivos ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios;
así como yo en todo complazco a todos, no buscando mi propio beneficio sino el de muchos, para que sean salvos.