Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Corintios 12:8-46 verso por verso
Porque a uno se le da palabra de sabiduría por medio del Espíritu; pero a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu;
a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por un solo Espíritu;
a otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
Pero todas estas cosas las realiza el único y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él designa.
Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y tiene muchos miembros, y que todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo, así también es Cristo.
Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu.
Pues el cuerpo no consiste de un solo miembro, sino de muchos.
Si el pie dijera: “Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo”, ¿por eso no sería parte del cuerpo?
Y si la oreja dijera: “Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo”, ¿por eso no sería parte del cuerpo?
Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oreja, ¿dónde estaría el olfato?
Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como él quiso.
Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Pero ahora son muchos los miembros y a la vez un solo cuerpo.
El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti”; ni tampoco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de ustedes”.
Muy al contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son indispensables.
Además, a los miembros del cuerpo que estimamos ser de menos honor, a estos los vestimos aun con más honor; y nuestros miembros menos decorosos son tratados con aún más decoro.
Porque nuestros miembros más honrosos no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;
para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros.
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él.
Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y miembros suyos individualmente.
A unos puso Dios en la iglesia, primero apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros; después los que hacen milagros, después los dones de sanidades, los que ayudan, los que administran, los que tienen diversidad de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿Todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Acaso hacen todos milagros?
¿Acaso tienen todos dones de sanidades? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?
Con todo, anhelen los mejores dones. Y ahora les mostraré un camino todavía más excelente: