Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Corintios 14:20-33 verso por verso
Hermanos, no sean niños en el entendimiento; más bien, sean bebés en la malicia, pero hombres maduros en el entendimiento.
En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo, y ni aun así me harán caso, dice el Señor.
De modo que las lenguas son señal, no para los creyentes, sino para los no creyentes; en cambio, la profecía no es para los no creyentes, sino para los creyentes.
De manera que, si toda la iglesia se reúne en un lugar y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o no creyentes, ¿no dirán que están locos?
Pero si todos profetizan, y entra algún no creyente o indocto, por todos será convencido, por todos será examinado,
y lo oculto de su corazón será revelado. Y de esta manera, postrándose sobre su rostro, adorará a Dios y declarará: “¡De veras, Dios está entre ustedes!”.
¿Qué significa esto, hermanos? Que cuando se reúnen, cada uno de ustedes tiene un salmo, o una enseñanza, o una revelación o una lengua, o una interpretación. Todo se haga para la edificación.
Si es que alguien habla en una lengua, hablen dos o a lo más tres, y por turno; y uno interprete.
Y si acaso no hay intérprete, que guarde silencio en la iglesia y hable a sí mismo y a Dios.
Igualmente, los profetas hablen dos o tres, y los demás disciernan.
Si algo es revelado a alguno que está sentado, que calle el primero.
Porque todos pueden profetizar uno por uno, para que todos aprendan y todos sean exhortados.
Además, los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas;
porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos,