Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Corintios 15:12-34 verso por verso
Ahora bien, si Cristo es predicado como que ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos entre ustedes dicen que no hay resurrección de muertos?
Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha resucitado.
Y si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación; vana también es la fe de ustedes.
Y aun somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos atestiguado de Dios que resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si se toma por sentado que los muertos no resucitan.
Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo ha resucitado;
y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es inútil; todavía están en sus pecados.
En tal caso, también los que han dormido en Cristo han perecido.
¡Si solo en esta vida hemos tenido esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres!
Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los que durmieron.
Puesto que la muerte entró por medio de un hombre, también por medio de un hombre ha venido la resurrección de los muertos.
Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.
Pero cada uno en su orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
Después el fin, cuando él entregue el reino al Dios y Padre, cuando ya haya anulado todo principado, autoridad y poder.
Porque es necesario que él reine hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies.
El último enemigo que será destruido es la muerte.
Porque ha sujetado todas las cosas debajo de sus pies. Pero cuando dice: “Todas las cosas están sujetas a él”, claramente está exceptuando a aquel que le sujetó todas las cosas.
Pero cuando aquel le ponga en sujeción todas las cosas, entonces el Hijo mismo también será sujeto al que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea el todo en todos.
Por otro lado, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos? Si los muertos de ninguna manera resucitan, ¿por qué, pues, se bautizan por ellos?
¿Y por qué, pues, nos arriesgamos nosotros a toda hora?
Sí, hermanos, cada día muero; lo aseguro por lo orgulloso que estoy de ustedes en Cristo Jesús nuestro Señor.
Si como hombre batallé en Éfeso contra las fieras, ¿de qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, ¡comamos y bebamos, que mañana moriremos!.
No se dejen engañar: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”.
Vuelvan a la sobriedad, como es justo, y no pequen más, porque algunos tienen ignorancia de Dios. Para vergüenza de ustedes lo digo.