Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Corintios 15:35-50 verso por verso
Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vienen?
Necio, lo que tú siembras no llega a tener vida a menos que muera.
Y lo que siembras, no es el cuerpo que ha de salir, sino el mero grano, ya sea de trigo o de otra cosa.
Pero Dios le da un cuerpo como quiere, a cada semilla su propio cuerpo.
No toda carne es la misma carne; sino que una es la carne de los hombres, otra la carne de los animales, otra la de las aves y otra la de los peces.
También hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales. Pero de una clase es la gloria de los celestiales; y de otra, la de los terrenales.
Una es la gloria del sol, otra es la gloria de la luna y otra la gloria de las estrellas; porque una estrella es diferente de otra en gloria.
Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción; se resucita en incorrupción.
Se siembra en deshonra; se resucita con gloria. Se siembra en debilidad; se resucita con poder.
Se siembra cuerpo natural; se resucita cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural; también hay cuerpo espiritual.
Así también está escrito: el primer hombre Adán llegó a ser un alma viviente; y el postrer Adán, espíritu vivificante.
Pero lo espiritual no es primero, sino lo natural; luego lo espiritual.
El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es celestial.
Como es el terrenal, así son también los terrenales; y como es el celestial, así son también los celestiales.
Y así como hemos llevado la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
Y esto digo, hermanos, que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción.