Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Crónicas 10:3-13 verso por verso
La batalla arreció contra Saúl, y los que tiran con el arco lo encontraron; y fue herido gravemente por los arqueros.
Entonces Saúl dijo a su escudero: “Saca tu espada y atraviésame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y hagan mofa de mí”. Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella.
Al ver su escudero que Saúl estaba muerto, él también se dejó caer sobre su espada y murió.
Así murió Saúl, y sus tres hijos y todos los de su casa murieron junto con él.
Y al ver todos los hombres de Israel que estaban en el valle que los de Israel habían huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos fueron y habitaron en ellas.
Aconteció que al día siguiente, cuando los filisteos fueron para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte Gilboa.
Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar la buena noticia a sus ídolos y al pueblo.
Después pusieron sus armas en el templo de sus dioses, y clavaron su cabeza en el templo de Dagón.
Cuando todos los de Jabes, en Galaad, oyeron todo lo que los filisteos habían hecho con Saúl,
todos los hombres valientes se levantaron y tomaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Jabes. Enterraron sus restos debajo de la encina en Jabes y ayunaron siete días.
Así murió Saúl por la infidelidad que cometió contra el SEÑOR, respecto a la palabra del SEÑOR, la cual no guardó, y porque consultó a quien evoca a los muertos pidiendo consejo,