• 1 Crónicas 21:7

    Este mandato también era malo a los ojos de Dios, quien hirió a Israel.

  • 1 Crónicas 21:8

    Y David dijo a Dios: — He pecado gravemente al haber hecho esto. Pero ahora, quita, por favor, el pecado de tu siervo, porque he actuado muy neciamente.

  • 1 Crónicas 21:9

    Entonces el SEÑOR habló a Gad, vidente de David, diciendo:

  • 1 Crónicas 21:10

    — Ve y di a David que así ha dicho el SEÑOR: “Tres cosas te propongo; escoge para ti una de ellas, y yo te la haré”.

  • 1 Crónicas 21:11

    Entonces Gad fue a David y le dijo: — Así ha dicho el SEÑOR:

  • 1 Crónicas 21:12

    “Elige para ti tres años de hambre; o ser derrotado durante tres meses ante tus adversarios y que la espada de tus enemigos te alcance; o tres días la espada del SEÑOR, es decir, que haya epidemia en el país y el ángel del SEÑOR cause destrucción en todo el territorio de Israel”. Ahora pues, mira qué he de responder al que me ha enviado.

  • 1 Crónicas 21:13

    Entonces David dijo a Gad: — Estoy muy angustiado. Por favor, caiga yo en mano del SEÑOR, porque grande en extremo es su misericordia. Y no caiga yo en mano de los hombres.

  • 1 Crónicas 21:14

    Así que el SEÑOR envió una epidemia a Israel, y cayeron setenta mil hombres de Israel.

  • 1 Crónicas 21:15

    Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Pero cuando iba a destruirla, el SEÑOR miró y cambió de parecer acerca de aquel mal. Y dijo al ángel que destruía: — ¡Basta ya! ¡Detén tu mano! El ángel del SEÑOR estaba junto a la era de Ornán el jebuseo.

  • 1 Crónicas 21:16

    Entonces David alzó sus ojos y vio al ángel del SEÑOR que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desenvainada en su mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.

  • 1 Crónicas 21:17

    Y David dijo a Dios: — ¿No soy yo el que hizo contar al pueblo? Yo soy el que ha pecado, y en verdad he actuado mal. Pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Oh SEÑOR, Dios mío, por favor, sea tu mano contra mí y contra mi casa paterna, pero no haya epidemia en tu pueblo.

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