Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Crónicas 5:11-26 verso por verso
Los hijos de Gad habitaron frente a ellos, en la tierra de Basán, hasta Salca.
Joel fue el jefe; el segundo Safán, luego Jaanai, después Safat, en Basán.
Sus hermanos, según sus casas paternas, fueron siete: Micael, Mesulam, Seba, Jorai, Jaacán, Zía y Heber.
Estos fueron los hijos de Abijail hijo de Huri, hijo de Jaroa, hijo de Galaad, hijo de Micael, hijo de Jesisai, hijo de Jahdo, hijo de Buz.
Aji hijo de Abdiel, hijo de Guni, fue jefe de sus casas paternas.
Ellos habitaron en Galaad, en Basán, en sus aldeas y en todos los campos de alrededor de Sarón, hasta sus confines.
Todos estos fueron registrados según sus genealogías en los días de Jotam rey de Judá, y en los días de Jeroboam rey de Israel.
Los hijos de Rubén, los de Gad y los de la media tribu de Manasés, hombres valientes, hombres que llevaban escudo y espada, que manejaban el arco y que eran aptos para la guerra, sumaban cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta hombres que salían a la batalla.
Tuvieron guerra contra los hagrienos, Jetur, Nafis y Nodab;
y encontraron ayuda contra ellos. Los hagrienos y todos los que estaban con ellos fueron entregados en su mano, porque aquellos invocaron a Dios en la batalla, y él les concedió su petición, porque confiaron en él.
Tomaron sus ganados: cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil asnos; también cien mil hombres.
Ciertamente muchos cayeron muertos, porque la guerra era de Dios. Y habitaron en el lugar de aquellos hasta el cautiverio.
Los hijos de la media tribu de Manasés, que eran numerosos, habitaron en la tierra desde Basán hasta Baal-hermón y Senir, es decir, el monte Hermón.
Estos fueron los jefes de sus casas paternas: Efer, Isi, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías y Jahdiel; hombres valerosos, hombres de renombre y jefes de sus casas paternas.
Pero fueron infieles al Dios de sus padres y se prostituyeron tras los dioses de los pueblos de la tierra, a los cuales Dios había destruido delante de ellos.
Por eso el Dios de Israel incitó el espíritu de Pul rey de Asiria, es decir, el espíritu de Tiglat-pileser rey de Asiria, el cual deportó a los rubenitas, a los gaditas y a la media tribu de Manasés y los llevó a Halaj, a Habor, a Hara y al río Gozán, hasta el día de hoy.