Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Pedro 1:3-13 verso por verso
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su grande misericordia nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva por medio de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos;
para una herencia incorruptible, incontaminable e inmarchitable reservada en los cielos para ustedes,
que son guardados por el poder de Dios mediante la fe para la salvación preparada para ser revelada en el tiempo final.
En esto se alegran, a pesar de que por ahora, si es necesario, estén afligidos momentáneamente por diversas pruebas,
para que la prueba de su fe — más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego — sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo.
A él lo aman sin haberlo visto. En él creen y, aunque no lo vean ahora, creyendo en él se alegran con gozo inefable y glorioso,
obteniendo así el fin de su fe: la salvación de su vida.
Acerca de esta salvación han inquirido e investigado diligentemente los profetas que profetizaron de la gracia que fue destinada para ustedes.
Ellos escudriñaban para ver qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, quien predijo las aflicciones que habían de venir a Cristo y las glorias después de ellas.
A ellos les fue revelado que, no para sí mismos sino para ustedes, administraban las cosas que ahora les han sido anunciadas por los que les han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas que hasta los ángeles anhelan contemplar.
Por eso, con la mente preparada para actuar y siendo sobrios, pongan su esperanza completamente en la gracia que les es traída en la revelación de Jesucristo.