Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Reyes 1:29-40 verso por verso
Y el rey juró diciendo: — ¡Vive el SEÑOR que rescató mi alma de toda adversidad,
que como yo te he jurado por el SEÑOR Dios de Israel, diciendo: “Tu hijo Salomón reinará después de mí, y él se sentará en mi trono en mi lugar”, ciertamente así lo haré en el día de hoy!
Entonces Betsabé se inclinó con el rostro a tierra y se postró ante el rey, diciendo: — ¡Viva para siempre mi señor, el rey David!
Y el rey David dijo: — Llámenme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías hijo de Joyada. Ellos entraron a la presencia del rey,
y el rey les dijo: — Tomen con ustedes a los servidores de su señor, hagan montar a mi hijo Salomón sobre mi mula y háganlo descender a Guijón.
El sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán allí rey de Israel. Luego tocarán la corneta y dirán: “¡Viva el rey Salomón!”.
Después subirán ustedes detrás de él, y vendrá y se sentará en mi trono, y él reinará en mi lugar; porque a él lo he designado para que sea el soberano de Israel y de Judá.
Benaías hijo de Joyada respondió al rey diciendo: — ¡Amén! Así lo diga el SEÑOR, Dios de mi señor el rey.
De la manera que el SEÑOR ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón y engrandezca su trono más que el trono de mi señor, el rey David.
El sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías hijo de Joyada, los quereteos y los peleteos descendieron e hicieron montar a Salomón sobre la mula del rey David y lo condujeron a Guijón.
Entonces el sacerdote Sadoc tomó del tabernáculo el cuerno de aceite y ungió a Salomón. Luego tocaron la corneta, y todo el pueblo gritó: — ¡Viva el rey Salomón!
Después todo el pueblo subió tras él. La gente tocaba flautas y se regocijaba con tal regocijo que la tierra se partía con el estruendo de ellos.