Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Reyes 11:1-10 verso por verso
Pero el rey Salomón amó, además de la hija del faraón, a muchas otras mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y heteas;
de los pueblos de los que el SEÑOR había dicho a los hijos de Israel: “No se unan a ellos ni ellos se unan a ustedes, no sea que hagan desviar sus corazones tras sus dioses”. A estas Salomón se apegó con amor.
Tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas. Y sus mujeres hicieron que se desviara su corazón.
Y sucedió que cuando Salomón era ya anciano, sus mujeres hicieron que su corazón se desviara tras otros dioses. Su corazón no fue íntegro para con el SEÑOR su Dios, como el corazón de su padre David.
Porque Salomón siguió a Astarte, diosa de los sidonios, y a Moloc, ídolo detestable de los amonitas.
Salomón hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR y no siguió plenamente al SEÑOR como su padre David.
Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemós, ídolo detestable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo detestable de los hijos de Amón.
Y así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
El SEÑOR se indignó contra Salomón, porque su corazón se había desviado del SEÑOR Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces
y le había mandado acerca de esto, que no siguiera a otros dioses. Pero él no guardó lo que el SEÑOR le había mandado.