Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Reyes 17:16-23 verso por verso
La harina de la tinaja no se acabó ni faltó el aceite de la botella, conforme a la palabra que el SEÑOR había dicho por medio de Elías.
Aconteció después de estas cosas que cayó enfermo el hijo de la mujer, la dueña de casa, y su enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento.
Entonces ella dijo a Elías: — ¿Qué tengo yo contigo, oh hombre de Dios? ¿Has venido a mí para traer a la memoria mis iniquidades y hacer morir a mi hijo?
Y él le respondió: — Dame tu hijo. Lo tomó del seno de ella, lo llevó al altillo donde él habitaba y lo acostó sobre su cama.
Entonces, clamando al SEÑOR, dijo: — ¡Oh SEÑOR, Dios mío! ¿Aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciendo morir a su hijo?
Luego se tendió tres veces sobre el niño y clamó al SEÑOR diciendo: — ¡Oh SEÑOR, Dios mío, te ruego que el alma de este niño vuelva a su cuerpo!
El SEÑOR escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a su cuerpo, y revivió.
Elías tomó al niño, lo bajó del altillo a la casa y lo entregó a su madre. Luego Elías dijo: — ¡Mira, tu hijo está vivo!