Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Reyes 2:1-25 verso por verso
Cuando se acercaban los días de la muerte de David, mandó a su hijo Salomón diciendo:
“Yo me voy por el camino de todo el mundo. Tú, esfuérzate y sé hombre.
Guarda lo que el SEÑOR tu Dios te ha encomendado, para andar en sus caminos y guardar sus estatutos, sus mandamientos, sus decretos y sus testimonios, como está escrito en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y en todo lo que emprendasb;
a fin de que el SEÑOR cumpla su promesa que hizo acerca de míc, diciendo: ‘Si tus hijos guardan sus caminos andando delante de mí con fidelidad, con todo su corazón y con toda su alma, jamás te faltará un hombre sobre el trono de Israel’.
“También tú sabes lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia: lo que hizo a dos jefes del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a quienes mató derramando sangre de guerra en tiempo de paz y poniendo sangre de guerra en el cinturón que llevaba sobre sus lomos y en el calzado que tenía en sus pies.
Tú harás conforme a tu sabiduría; no dejarás que sus canas desciendan en paz al Seol.
“Pero mostrarás benevolencia a los hijos de Barzilai el galaadita. Que ellos estén entre los que comen a tu mesa, porque se pusieron a mi lado cuando yo iba huyendo de tu hermano Absalón.
“He aquí, tienes contigo a Simei hijo de Gera, el benjaminita de Bajurim, quien me maldijo con una cruel maldición el día que yo iba a Majanaim. Pero cuando él mismo descendió a recibirme al Jordán, le juré por el SEÑOR diciendo: ‘No te mataré a espada’.
Pero ahora no lo absolverás. Puesto que tú eres un hombre sabio, sabrás lo que debes hacer con él; harás descender sus canas con sangre al Seol”.
Entonces David reposó con sus padres y fue sepultado en la Ciudad de David.
El tiempo que David reinó sobre Israel fue de cuarenta años. En Hebrón reinó siete años, y en Jerusalén reinó treinta y tres años.
Salomón se sentó en el trono de su padre David, y su reino fue firmemente establecido.
Entonces Adonías, hijo de Haguit, fue a Betsabé, madre de Salomón, y ella le preguntó: — ¿Es pacífica tu visita? Él respondió: — Es pacífica.
— Y añadió — : Tengo que decirte algo. Ella dijo: — Habla.
Él dijo: — Tú sabes que el reino era mío y que todo Israel había puesto la mirada en mí, para que yo reinara. Pero el reino cambió de manos y pasó a ser de mi hermano, porque por determinación del SEÑOR era suyo.
Ahora, yo te hago una petición; no me la niegues. Ella le dijo: — Habla.
Entonces él dijo: — Por favor, habla al rey Salomón, porque él no te lo negará, para que me dé por mujer a Abisag la sunamita.
Y Betsabé dijo: — Bien, yo hablaré al rey por ti.
Betsabé fue al rey Salomón para hablarle a favor de Adonías. El rey se levantó para recibirla y le hizo reverencia. Volvió a sentarse en su trono e hizo poner una silla para la madre del rey, quien se sentó a su derecha.
Entonces ella dijo: — Te haré una pequeña petición; no me la niegues. El rey le dijo: — Pide, madre mía, que no te la negaré.
Ella dijo: — Que Abisag la sunamita sea dada por mujer a tu hermano Adonías.
El rey Salomón respondió y dijo a su madre: — ¿Por qué pides a Abisag la sunamita para Adonías? ¡Pide también el reino para él, porque es mi hermano mayor, y además tiene de su parte al sacerdote Abiatar y a Joab, hijo de Sarvia!.
Entonces el rey Salomón juró por el SEÑOR diciendo: — ¡Así me haga Dios y aun me añada, que Adonías ha hablado estas palabras contra su propia vida!
Ahora pues, vive el SEÑOR que me ha confirmado, me ha hecho sentar en el trono de mi padre David y me ha hecho casa, como me había dicho, que Adonías morirá hoy mismo.
Entonces el rey Salomón envió a Benaías hijo de Joyada, quien arremetió contra Adonías, y este murió.