Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Reyes 2:28-35 verso por verso
La noticia llegó hasta Joab, porque Joab también se había adherido a Adonías, aunque no se había adherido a Absalón. Joab huyó al tabernáculo del SEÑOR y se asió de los cuernos del altar.
Informaron al rey Salomón que Joab había huido al tabernáculo del SEÑOR y que estaba junto al altar. Entonces Salomón envió a Benaías hijo de Joyada, diciendo: — ¡Ve y arremete contra él!
Benaías entró en el tabernáculo del SEÑOR y le dijo: — El rey dice que salgas. Él dijo: — No, sino que aquí moriré. Benaías llevó la respuesta al rey diciendo: — Así ha dicho Joab, y así me ha respondido…
Entonces el rey le dijo: — Haz como él ha dicho. Arremete contra él, y sepúltalo. Así quitarás de mí y de la casa de mi padre la sangre que Joab ha derramado injustamente.
El SEÑOR hará recaer su sangre sobre su cabeza, porque sin que lo supiera mi padre David, arremetió y mató a espada a dos hombres más justos y mejores que él: a Abner hijo de Ner, jefe del ejército de Israel; y a Amasa hijo de Jeter, jefe del ejército de Judá.
La sangre de ellos recaiga sobre la cabeza de Joab y sobre la cabeza de sus descendientes, para siempre. Pero haya paz de parte del SEÑOR para David y sus descendientes, y para su casa y su trono, por siempre.
Entonces Benaías hijo de Joyada fue, arremetió contra él y lo mató. Y fue sepultado en su casa en el desierto.
El rey puso en su lugar, al mando del ejército, a Benaías hijo de Joyada; también el rey puso al sacerdote Sadoc en lugar de Abiatar.