Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Reyes 2:36-46 verso por verso
Después el rey envió a llamar a Simei y le dijo: — Edifica para ti una casa en Jerusalén y habita allí. No salgas de allí a ninguna parte,
porque debes saber bien que el día que salgas y cruces el arroyo de Quedrón, morirás irremisiblemente; y tu sangre recaerá sobre tu cabeza.
Simei dijo al rey: — Está bien lo que dices. Tu siervo hará así como ha dicho mi señor el rey. Simei habitó en Jerusalén mucho tiempo.
Pero aconteció, pasados tres años, que se le escaparon a Simei dos esclavos y se fueron a Aquis hijo de Maaca, rey de Gat. E informaron a Simei, diciendo: “He aquí que tus esclavos están en Gat”.
Entonces Simei se levantó, aparejó su asno y fue a Gat, ante Aquis, para buscar a sus esclavos. Fue, pues, Simei e hizo volver de Gat a sus esclavos.
Se le informó a Salomón que Simei había ido de Jerusalén a Gat y que había regresado.
El rey envió a llamar a Simei y le dijo: — ¿No te hice jurar por el SEÑOR y te advertí diciendo: “El día que salgas y vayas a alguna parte, ten por cierto que morirás irremisiblemente”? Y tú me dijiste: “Está bien lo que dices; yo obedeceré”.
¿Por qué, pues, no guardaste el juramento del SEÑOR y el mandato que te impuse?
— El rey dijo además a Simei — : Tú conoces, tú conoces bien toda la maldad que cometiste contra mi padre David. El SEÑOR, pues, ha vuelto tu maldad sobre tu cabeza.
El rey Salomón será bendito, y el trono de David será firme delante del SEÑOR para siempre.
Entonces el rey mandó a Benaías hijo de Joyada, quien salió y arremetió contra Simei, y este murió. Así fue consolidado el reino en mano de Salomón.