Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Reyes 20:35-43 verso por verso
Entonces un hombre de los hijos de los profetas dijo a su compañero, por mandato del SEÑOR: — ¡Golpéame, por favor! Pero el hombre rehusó golpearlo.
Y él le dijo: — Porque no has obedecido la voz del SEÑOR, he aquí que cuando te apartes de mí, te matará un león. Cuando se apartó de él, lo encontró un león y lo mató.
Luego se encontró con otro hombre y le dijo: — ¡Golpéame, por favor! El hombre le dio un golpe y le ocasionó una herida.
Entonces el profeta se fue y se puso de pie delante del rey en el camino, disfrazándose con una venda sobre los ojos.
Sucedió que cuando el rey pasaba, aquel gritó al rey y dijo: — ¡Tu siervo estuvo en medio de la batalla, y he aquí que uno se apartó trayéndome a un hombre y me dijo: “Guarda a este hombre, porque si llega a escapar, tu vida responderá por la suya o pagarás treinta y tres kilos de plata”.
Pero sucedió que mientras tu siervo estaba ocupado en una y otra cosa, él desapareció. Entonces el rey de Israel le dijo: — ¡Esa será tu sentencia! ¡Tú mismo la has pronunciado!
Entonces se quitó apresuradamente la venda de sus ojos, y el rey de Israel reconoció que era uno de los profetas.
Y este dijo al rey: — Así ha dicho el SEÑOR: “¡Por cuanto soltaste de la mano al hombre que yo había designado como anatema, tu vida responderá por la suya, y tu pueblo por el suyo!”.
El rey de Israel se fue a su casa decaído y enfadado, y llegó a Samaria.