Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 1:6-15 verso por verso
Pero su rival la irritaba continuamente para humillarla, porque el SEÑOR había cerrado su matriz.
Así hacía cada año, cuando subía a la casa del SEÑOR; ella la irritaba, por lo cual Ana lloraba y no comía.
Y Elcana su marido le dijo: — Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué está afligido tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?
Después de haber comido y bebido en Silo, Ana se levantó; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto al poste de la puerta del templo del SEÑOR,
ella oró al SEÑOR con amargura de alma y lloró mucho.
E hizo un voto diciendo: — Oh SEÑOR de los Ejércitos, si te dignas mirar la aflicción de tu sierva, te acuerdas de mí y no te olvidas de tu sierva, sino que le das un hijo varón, entonces yo lo dedicaré al SEÑOR por todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Sucedió que mientras ella oraba largamente delante del SEÑOR, Elí observaba la boca de ella.
Ana hablaba en su corazón; solo se movían sus labios, pero no se oía su voz. Elí creyó que ella estaba ebria.
Y le preguntó Elí: — ¿Hasta cuándo vas a estar ebria? ¡Aparta de ti el vino!
Ana respondió y dijo: — No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu. No he bebido vino ni licor, sino que he derramado mi alma delante del SEÑOR.