Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 10:1-9 verso por verso
Entonces Samuel tomó un frasco de aceite, lo derramó sobre la cabeza de Saúl y lo besó diciéndole: — ¿No te ha ungido el SEÑOR como el soberano de su heredad?
»Hoy, cuando te hayas apartado de mí, hallarás a dos hombres junto al sepulcro de Raquel en Zelzaj, en la frontera de Benjamín. Ellos te dirán: “Las asnas que fuiste a buscar han sido halladas. Y he aquí que tu padre ha dejado de lado el asunto de las asnas y está preocupado por ustedes, diciendo: ‘¿Qué haré acerca de mi hijo?’”.
»Cuando sigas de allí más adelante y llegues a la encina de Tabor, saldrán a tu encuentro tres hombres que suben a Dios en Betel, llevando uno tres cabritos, otro tres tortas de pan y el tercero una vasija de vino.
Después que te hayan saludado, te darán dos panes, los cuales tomarás de sus manos.
De allí irás a la colina de Dios donde está el destacamento de los filisteos. »Sucederá que cuando hayas entrado en la ciudad, allí encontrarás a un grupo de profetas descendiendo del lugar alto, precedidos de liras, panderos, flautas y arpas; y ellos profetizando.
Entonces el Espíritu del SEÑOR descenderá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos; y serás cambiado en otro hombre.
»Y sucederá que cuando te hayan acontecido estas señales, haz lo que te venga a mano, porque Dios está contigo.
Después descenderás antes que yo a Gilgal. Y he aquí que yo descenderé hacia ti para ofrecer holocaustos y sacrificios de paz. Espera siete días hasta que yo vaya a ti y te indique lo que has de hacer.
Aconteció que cuando Saúl volvió la espalda para apartarse de Samuel, Dios le transformó el corazón; y todas estas señales se cumplieron aquel día.