Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 11:1-9 verso por verso
Najas el amonita subió y acampó contra Jabes, en Galaad, y todos los hombres de Jabes dijeron a Najas: — Haz alianza con nosotros, y te serviremos.
Najas el amonita les respondió: — Haré alianza con ustedes con esta condición: que a cada uno de ustedes le saque el ojo derecho, de modo que yo ponga esta afrenta sobre todo Israel.
Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: — Danos siete días, para que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel. Si no hay quien nos libre, nos rendiremos a ti.
Cuando los mensajeros llegaron a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras a oídos del pueblo. Y todo el pueblo alzó su voz y lloró.
Y he aquí que Saúl venía del campo, tras los bueyes. Y Saúl preguntó: — ¿Qué le pasa al pueblo, para que llore? Entonces le repitieron las palabras de los hombres de Jabes.
Y cuando Saúl oyó estas palabras, el Espíritu de Dios descendió con poder sobre él, y se encendió su ira en gran manera.
Él tomó un par de bueyes, los cortó en pedazos y los envió por medio de mensajeros a todo el territorio de Israel, diciendo: “Así se hará con los bueyes del que no salga tras Saúl y Samuel”. Entonces el temor del SEÑOR cayó sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre.
Saúl les pasó revista en Bezec: Los hijos de Israel eran trescientos mil, además de treinta mil hombres de Judá.
Y a los mensajeros que habían venido les dijeron: “Así dirán a los hombres de Jabes, en Galaad: ‘Mañana, a la hora de más calor, serán librados’”. Los mensajeros llegaron y lo dijeron a los hombres de Jabes, quienes se alegraron.