Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 14:24-45 verso por verso
Pero aquel día los hombres de Israel fueron puestos en apuros, porque Saúl había sometido al pueblo bajo juramento, diciendo: “¡Maldito sea cualquiera que coma algo antes del anochecer, hasta que yo haya tomado venganza de mis enemigos!”. Así que ninguno del pueblo había probado alimento.
Todo el pueblo llegó a un bosque, y en la superficie del campo había miel.
Cuando el pueblo entró en el bosque, he aquí que la miel corría, pero nadie acercó la mano a su boca, porque el pueblo temía el juramento.
Pero Jonatán no había oído cuando su padre había sometido al pueblo bajo juramento. Y extendiendo la punta de una vara que llevaba en su mano, la mojó en un panal de miel y acercó su mano a su boca; y le brillaron los ojos.
Entonces alguien del pueblo le habló diciendo: — Tu padre expresamente ha sometido al pueblo bajo juramento, diciendo: “Maldito sea el hombre que coma algo hoy”. Por eso desfallece el pueblo.
Entonces Jonatán respondió: — Mi padre ha ocasionado destrucción al país. Vean cómo han brillado mis ojos por haber probado un poco de esta miel.
¡Cuánto mejor si el pueblo hubiera comido hoy libremente del botín que tomó de sus enemigos! ¿No se hubiera ocasionado una gran derrota a los filisteos?
Aquel día hirieron a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón. Pero el pueblo se cansó mucho,
y se lanzaron sobre el botín y tomaron ovejas, vacas y terneros, a los cuales degollaron sobre el suelo. Y el pueblo los comió con la sangre.
Informaron a Saúl diciendo: — ¡He aquí, el pueblo está pecando contra el SEÑOR, comiendo carne con la sangre!. Y él dijo: — ¡Han cometido una traición! Hagan rodar una piedra grande hasta aquí.
— Y Saúl añadió — : Dispérsense entre el pueblo y díganles que cada uno me traiga su toro, y cada cual su oveja, y dególlenlos aquí y coman. No pequen contra el SEÑOR comiendo carne con la sangre. Aquella noche todo el pueblo llevó cada uno consigo su toro, y los degollaron allí.
Después Saúl edificó un altar al SEÑOR. Este altar fue el primero que él edificó al SEÑOR.
Entonces dijo Saúl: — Descendamos de noche contra los filisteos y saqueémoslos hasta el amanecer. No dejemos a ninguno de ellos. Y dijeron: — Haz todo lo que te parezca bien. Luego dijo el sacerdote: — Acerquémonos a Dios aquí.
Y Saúl consultó a Dios: — ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Pero aquel día él no le dio respuesta.
Entonces dijo Saúl: — Acérquense acá todos los jefes del pueblo. Averigüen y vean por quién ha surgido hoy este pecado.
¡Vive el SEÑOR que libra a Israel, que aunque sea por mi hijo Jonatán, él morirá irremisiblemente! En todo el pueblo no hubo quien le respondiera.
Entonces dijo a todo Israel: — Ustedes se pondrán a un lado; mi hijo Jonatán y yo nos pondremos al otro. El pueblo respondió a Saúl: — Haz lo que te parezca bien.
Saúl dijo al SEÑOR Dios de Israel: — Concédenos un resultado perfecto. Fueron tomados Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre.
Luego dijo Saúl: — Hagan el sorteo entre mi hijo Jonatán y yo. Y fue tomado Jonatán.
Entonces Saúl dijo a Jonatán: — Declárame: ¿Qué has hecho? Jonatán se lo declaró diciendo: — Es verdad que probé un poco de miel con la punta de la vara que llevaba en mi mano. Heme aquí; moriré.
Saúl respondió: — ¡Así me haga Dios y aun me añada, que morirás irremisiblemente, Jonatán!
Pero el pueblo preguntó a Saúl: — ¿Ha de morir Jonatán, el que ha logrado esta gran victoria en Israel? ¡Que no sea así! ¡Vive el SEÑOR, que no caerá a tierra ni un cabello de su cabeza, porque hoy ha actuado con Dios! Así el pueblo libró a Jonatán, y este no murió.