Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 16:10-23 verso por verso
Isaí hizo pasar a siete de sus hijos ante Samuel, y este dijo a Isaí: — El SEÑOR no ha elegido a estos.
Entonces Samuel preguntó a Isaí: — ¿Son estos todos los jóvenes? Y él respondió: — Todavía queda el menor, pero he aquí que está apacentando las ovejas. Samuel dijo a Isaí: — Manda a traerlo, porque no nos sentaremos a comer hasta que él llegue aquí.
Isaí mandó por él, y lo hizo entrar. Era de tez sonrosada, de bellos ojos y de buena presencia. Entonces el SEÑOR dijo: — ¡Levántate y úngelo, porque este es!
Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y desde aquel día en adelante el Espíritu del SEÑOR descendió con poder sobre David. Luego Samuel se levantó y regresó a Ramá.
El Espíritu del SEÑOR se apartó de Saúl, y un espíritu malo de parte del SEÑOR lo atormentaba.
Entonces los servidores de Saúl le dijeron: — He aquí, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta.
Diga nuestro señor a tus servidores que están delante de ti, que te busquen a alguien que sepa tocar el arpa; para que cuando el espíritu malo de parte de Dios venga sobre ti, él toque con su mano, y tú te sientas bien.
Y Saúl respondió a sus servidores: — Búsquenme, por favor, alguno que toque bien, y tráiganmelo.
Entonces uno de los criados respondió diciendo: — He aquí, he visto a un hijo de Isaí, de Belén, que sabe tocar. Él es valiente, hombre de guerra, prudente de palabra, de buena presencia; y el SEÑOR está con él.
Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: “Envíame a tu hijo David, el que está con las ovejas”.
Entonces Isaí tomó un asno cargado de pan, un odre de vino y un cabrito, y los envió a Saúl por medio de su hijo David.
Cuando David vino a Saúl, se quedó a su servicio. Saúl lo estimaba mucho y lo hizo su escudero.
Saúl envió a decir a Isaí: “Por favor, permite que David se quede a mi servicio, porque ha hallado gracia ante mis ojos”.
Y sucedía que cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y la tañía con su mano. Y Saúl hallaba alivio y se sentía mejor. Así el espíritu malo se apartaba de él.