Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 17:28-37 verso por verso
Eliab, su hermano mayor, lo oyó hablar a los hombres. Entonces Eliab se encendió en ira contra David y le preguntó: — ¿Para qué has descendido acá? ¿Y con quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? ¡Yo conozco tu arrogancia y la malicia de tu corazón! ¡Has descendido para ver la batalla!
David respondió: — ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No fue solo una palabra?
Se apartó de él hacia otro y preguntó lo mismo. Y la gente le respondió igual que antes.
Las palabras que David había dicho fueron oídas y le fueron referidas a Saúl, quien lo hizo venir.
Y David dijo a Saúl: — No desmaye el corazón de nadie a causa de él. Tu siervo irá y luchará contra ese filisteo.
Saúl dijo a David: — Tú no podrás ir contra ese filisteo para luchar contra él; porque tú eres un muchacho, y él es un hombre de guerra desde su juventud.
David respondió a Saúl: — Tu siervo ha sido pastor de las ovejas de su padre. Y cuando venía un león o un oso y tomaba alguna oveja del rebaño,
yo salía tras él, lo hería y la rescataba de su boca. Si se levantaba contra mí, yo lo agarraba por la melena, lo hería y lo mataba.
Fuera león o fuera oso, tu siervo lo mataba. Ese filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha desafiado a los escuadrones del Dios viviente.
— Y David añadió — : ¡El SEÑOR, quien me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él me librará de la mano de ese filisteo! Y Saúl dijo a David: — ¡Ve, y que el SEÑOR sea contigo!