Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 17:40-50 verso por verso
Entonces tomó su cayado en su mano y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en la bolsa pastoril, en el zurrón que llevaba. Y con su honda en su mano, se fue hacia el filisteo.
El filisteo venía acercándose a David, precedido de su escudero.
Cuando el filisteo miró y vio a David, lo tuvo en poco, porque era un joven de tez sonrosada y de hermoso semblante.
Y el filisteo preguntó a David: — ¿Acaso soy yo un perro para que vengas contra mí con palos? El filisteo maldijo a David por sus dioses.
También el filisteo dijo a David: — ¡Ven a mí, y daré tu carne a las aves del cielo y a los animales del campo!
Entonces David dijo al filisteo: — Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. Pero yo voy contra ti en el nombre del SEÑOR de los Ejércitos, Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.
El SEÑOR te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré. Te cortaré la cabeza y daré hoy los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a los animales del campo. ¡Y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel!
También todos estos congregados sabrán que el SEÑOR no libra con espada ni con lanza. ¡Del SEÑOR es la batalla! ¡Y él te entregará en nuestra mano!
Aconteció que cuando el filisteo se levantó y se fue acercando al encuentro de David, este se dio prisa y corrió al combate contra el filisteo.
Entonces David metió su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra y la arrojó con la honda, hiriendo al filisteo en la frente. La piedra quedó clavada en su frente, y este cayó de bruces en tierra.
Así venció David al filisteo con una honda y una piedra, y lo mató sin tener espada en su mano.