Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 18:1-9 verso por verso
Aconteció que cuando David terminó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán se quedó ligada a la de David, y Jonatán lo amó como a sí mismo.
Aquel día Saúl lo retuvo y no lo dejó volver a la casa de su padre.
Entonces Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo.
Y Jonatán se quitó la túnica que llevaba y se la dio a David, junto con otras prendas suyas, inclusive su espada, su arco y su cinturón.
David iba a donde Saúl lo enviaba y tenía éxito, por lo cual Saúl lo puso al mando de la gente de guerra. Y esto era agradable a los ojos de todo el pueblo y a los ojos de los servidores de Saúl.
Aconteció que mientras ellos volvían, cuando David regresaba de vencer al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salieron para recibir al rey Saúl, cantando y danzando con gozo, al son de panderos y otros instrumentos musicales.
Y mientras danzaban, las mujeres cantaban y decían: “¡Saúl derrotó a sus miles! ¡Y David a sus diez miles!”.
Saúl se enojó muchísimo. Estas palabras le desagradaron, y pensó: “A David le dan diez miles, y a mí me dan miles. ¡No le falta más que el reino!”.
Desde aquel día en adelante, Saúl miraba con sospecha a David.