Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 18:5-16 verso por verso
David iba a donde Saúl lo enviaba y tenía éxito, por lo cual Saúl lo puso al mando de la gente de guerra. Y esto era agradable a los ojos de todo el pueblo y a los ojos de los servidores de Saúl.
Aconteció que mientras ellos volvían, cuando David regresaba de vencer al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salieron para recibir al rey Saúl, cantando y danzando con gozo, al son de panderos y otros instrumentos musicales.
Y mientras danzaban, las mujeres cantaban y decían: “¡Saúl derrotó a sus miles! ¡Y David a sus diez miles!”.
Saúl se enojó muchísimo. Estas palabras le desagradaron, y pensó: “A David le dan diez miles, y a mí me dan miles. ¡No le falta más que el reino!”.
Desde aquel día en adelante, Saúl miraba con sospecha a David.
Aconteció al día siguiente que un espíritu malo de parte de Dios se apoderó de Saúl, y este desvariaba dentro de su casa. David tañía el arpa con su mano, como lo hacía día tras día, y Saúl tenía una lanza en la mano.
Entonces Saúl arrojó la lanza pensando: “¡Clavaré a David en la pared!”. Pero David lo esquivó dos veces.
Saúl temía a David porque el SEÑOR estaba con él, mientras que se había apartado de Saúl.
Entonces Saúl alejó de sí a David, haciéndolo jefe de mil; y este salía y entraba al frente del pueblo.
David tenía éxito en todos sus asuntos, pues el SEÑOR estaba con él.
Al ver Saúl que David tenía mucho éxito, le tenía miedo.
Pero todo Israel y Judá amaban a David, porque él era quien salía y entraba al frente de ellos.