Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 21:7-15 verso por verso
Aquel día estaba presente allí, detenido delante del SEÑOR, uno de los servidores de Saúl, cuyo nombre era Doeg el edomita, el principal de los pastores de Saúl.
David preguntó a Ajimelec: — ¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? Como las órdenes del rey eran apremiantes, no tomé en mi mano ni mi espada ni mis otras armas.
El sacerdote respondió: — La espada de Goliat el filisteo, a quien tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un lienzo, detrás del efod. Si quieres tomarla, tómala, porque aquí no hay otra sino esa. Y David dijo: — ¡Ninguna hay como esa! ¡Dámela!
Aquel día David se levantó y huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis, rey de Gat.
Los servidores de Aquis le dijeron: — ¿No es este David, el rey de la tierra? ¿No es este aquel a quien cantaban con danzas, diciendo: “Saúl derrotó a sus miles, y David a sus diez miles”?
David tomó a pecho estas palabras y tuvo gran temor de Aquis, rey de Gat.
Así que cambió su conducta delante de ellos, fingiéndose loco cuando estaba con ellos. Hacía marcas en las puertas de la ciudad y dejaba caer su saliva sobre su barba.
Entonces Aquis dijo a sus servidores: — ¡He aquí, ven que este es un hombre demente! ¿Por qué me lo han traído?
¿Acaso me faltan locos a mí, para que me traigan a este, a fin de que haga locuras en mi presencia? ¿Había este de entrar en mi casa?