Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 22:1-9 verso por verso
De allí se fue David y huyó a la cueva de Adulam. Cuando sus hermanos y toda la casa de su padre oyeron esto, fueron allá a él.
También se juntaron con él todos los oprimidos, todos los endeudados y todos los amargados de espíritu. David fue hecho jefe de ellos, y tenía consigo unos cuatrocientos hombres.
De allí David fue a Mizpa, en Moab, y dijo al rey de Moab: — Permite que mi padre y mi madre habiten con ustedes hasta que yo sepa lo que Dios hará de mí.
Los dejó, pues, con el rey de Moab, y vivieron allí todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza.
Entonces el profeta Gad dijo a David: — No te quedes en la fortaleza. Ve y entra en la tierra de Judá. Y David partió y se fue al bosque de Haret.
Saúl se enteró de que habían sido hallados David y los que estaban con él. Saúl estaba en Gabaa, en el lugar alto, debajo de un tamarisco, y tenía su lanza en su mano. Todos sus servidores estaban de pie alrededor de él.
Y Saúl dijo a sus servidores que estaban de pie alrededor de él: — Escuchen, por favor, ustedes, los de Benjamín: ¿También les ha de dar el hijo de Isaí tierras y viñas a todos ustedes? ¿Los hará a todos jefes de millares y de centenas,
para que todos ustedes hayan conspirado contra mí? No hay quien me revele cuando mi hijo hace un pacto con el hijo de Isaí, ni hay entre ustedes quien se conduela de mí y me revele que mi hijo ha levantado contra mí a un servidor mío, para que me aseche, como lo hace en este día.
Entonces Doeg el edomita, que estaba a cargo de los siervos de Saúl, respondió: — Yo vi al hijo de Isaí, que fue a Nob, a Ajimelec hijo de Ajitob.