Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 24:8-20 verso por verso
Después David se levantó, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl diciendo: — ¡Mi señor el rey! Cuando Saúl miró atrás, David inclinó su rostro a tierra y se postró.
Entonces David preguntó a Saúl: — ¿Por qué escuchas las palabras de los hombres que dicen: “He aquí que David busca tu mal”?
He aquí, tus ojos han visto en este día cómo el SEÑOR te ha puesto hoy en mi mano en la cueva. Me dijeron que te matara, pero yo tuve compasión de ti y dije: “No extenderé mi mano contra mi señor, porque él es el ungido del SEÑOR”.
¡Mira, padre mío! Mira el borde de tu manto en mi mano. Yo corté el borde de tu manto, pero no te maté. Mira, pues, y reconoce que no hay maldad ni rebelión en mí. Yo no he pecado contra ti, pero tú andas a la caza de mi vida, para quitármela.
Que el SEÑOR juzgue entre tú y yo, y que el SEÑOR me vengue de ti; pero mi mano no será contra ti.
Como dice el proverbio de los antiguos: “De los impíos saldrá la impiedad”. Pero mi mano no será contra ti.
¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?
Que el SEÑOR sea el juez y juzgue entre tú y yo. Que él vea y contienda por mi causa, y me defienda de tu mano.
Y sucedió que cuando David acabó de decir a Saúl estas palabras, Saúl preguntó: — ¿No es esa tu voz, David, hijo mío? Entonces Saúl alzó su voz y lloró.
Luego dijo a David: — Tú eres más justo que yo, porque tú me has tratado bien, cuando yo te he tratado mal.
Tú has demostrado hoy que me has hecho bien, porque el SEÑOR me entregó en tu mano, y tú no me mataste.
Cuando un hombre halla a su enemigo, ¿lo deja ir sano y salvo? ¡El SEÑOR te recompense con bien por lo que has hecho conmigo este día!
Ahora, he aquí yo sé que tú ciertamente has de reinar y que el reino de Israel ha de ser estable en tu mano.