Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Samuel 6:10-18 verso por verso
Y los hombres lo hicieron así. Tomaron dos vacas que estaban criando, las ataron a la carreta y encerraron sus terneros en el corral.
Luego pusieron sobre la carreta el arca del SEÑOR y la caja con los ratones de oro y las figuras de sus tumores.
Entonces las vacas se fueron de frente por el camino de Bet-semes. Iban por el camino, mugiendo mientras iban, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. Y los gobernantes de los filisteos fueron tras ellas hasta la frontera de Bet-semes.
Los habitantes de Bet-semes estaban segando el trigo en el valle, y alzando sus ojos divisaron el arca y se alegraron al verla.
La carreta llegó al campo de Josué, de Bet-semes, y se detuvo allí, porque había una gran piedra. Entonces ellos partieron la madera de la carreta y ofrecieron las vacas en holocausto al SEÑOR.
Los levitas bajaron el arca del SEÑOR y la caja que estaba junto a ella, en la cual estaban los objetos de oro, y las pusieron sobre aquella gran piedra. Aquel día los hombres de Bet-semes hicieron holocaustos y ofrecieron sacrificios al SEÑOR.
Cuando los cinco gobernantes de los filisteos vieron esto, regresaron a Ecrón el mismo día.
Los tumores de oro que los filisteos dieron al SEÑOR como ofrenda por la culpa fueron: uno por Asdod, uno por Gaza, uno por Ascalón, uno por Gat y uno por Ecrón.
También los ratones de oro fueron según el número de todas las ciudades filisteas de los cinco gobernantes, tanto las ciudades fortificadas como sus aldeas sin muros. La gran piedra, sobre la cual colocaron el arca del SEÑOR, está en el campo de Josué, de Bet-semes, hasta el día de hoy.