Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Tesalonicenses 2:5-12 verso por verso
Porque, como saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Dios es testigo.
Tampoco buscamos gloria de parte de los hombres, ni de ustedes ni de otros; aunque podríamos haberles sido carga como apóstoles de Cristo.
Más bien, entre ustedes fuimos tiernos, como la nodriza que cría y cuida a sus propios hijos.
Tanto es nuestro cariño para ustedes que nos parecía bien entregarles no solo el evangelio de Dios sino también nuestra propia vida, porque habían llegado a sernos muy amados.
Porque se acuerdan, hermanos, de nuestro arduo trabajo y fatiga; que trabajando de día y de noche para no ser gravosos a ninguno de ustedes les predicamos el evangelio de Dios.
Ustedes son testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente actuamos entre ustedes los creyentes.
En esto saben que fuimos para cada uno de ustedes como el padre para sus propios hijos: Les exhortábamos, les animábamos
y les insistíamos en que anduvieran como es digno de Dios, que los llama a su propio reino y gloria.