Explicación, estudio y comentario bíblico de 1 Timoteo 1:3-11 verso por verso
Como te rogué cuando partí para Macedonia, quédate en Éfeso para que requieras a algunos que no enseñen doctrinas extrañas
ni presten atención a fábulas e interminables genealogías que sirven más a especulaciones que al plan de Dios, que es por la fe.
Pero el propósito del mandamiento es el amor que procede de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe no fingida.
Algunos de ellos, habiéndose desviado, se apartaron en pos de vanas palabrerías,
queriendo ser maestros de la ley sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman con tanta seguridad.
Sabemos, sin embargo, que la ley es buena si uno la usa legítimamente.
Y conocemos esto: que la ley no ha sido puesta para el justo sino para los rebeldes e insubordinados, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas,
para los fornicarios, para los homosexuales, para los secuestradores, para los mentirosos, para los perjuros, y para cuanto haya contrario a la sana doctrina
según el evangelio de la gloria del Dios bendito que me ha sido encomendado.