Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Corintios 1:3-10 verso por verso
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones. De esta manera, con la consolación con que nosotros mismos somos consolados por Dios, también nosotros podemos consolar a los que están en cualquier tribulación.
Porque de la manera que abundan a favor nuestro las aflicciones de Cristo, así abunda también nuestra consolación por el mismo Cristo.
Pero si somos atribulados, lo es para el consuelo y la salvación de ustedes; o si somos consolados, es para la consolación de ustedes, la cual resulta en que perseveren bajo las mismas aflicciones que también nosotros padecemos.
Y nuestra esperanza con respecto a ustedes es firme, porque sabemos que, así como son compañeros en las aflicciones, lo son también en la consolación.
Porque no queremos que ignoren, hermanos, en cuanto a la tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, hasta perder aun la esperanza de vivir.
Pero ya teníamos en nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no confiáramos en nosotros mismos sino en Dios que levanta a los muertos,
quien nos libró y nos libra de tan terrible muerte. Y en él hemos puesto nuestra esperanza de que aun nos librará,