Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Corintios 12:1-11 verso por verso
Me es preciso gloriarme, aunque no es provechoso. Sin embargo, recurriré a las visiones y revelaciones del Señor.
Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años — si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe — fue arrebatado hasta el tercer cielo.
Y sé respecto a este hombre — si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe —
que fue arrebatado al paraíso donde escuchó cosas inefables que al hombre no le es permitido expresar.
¡De aquel hombre me gloriaré! Pero de mí mismo no me gloriaré sino en mis debilidades.
Porque, si acaso quisiera gloriarme, no sería yo insensato, pues diría la verdad. Pero desisto, para que nadie piense de mí más de lo que ve en mí u oye de mí.
Y para que no me enaltezca sobremanera por la grandeza de las revelaciones, me ha sido dado un aguijón en la carne, un mensajero de Satanás, que me abofetee para que no me enaltezca.
En cuanto a esto, tres veces he rogado al Señor que lo quite de mí
y me ha dicho: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que habite en mí el poder de Cristo.
Por eso me complazco en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
¡Me he hecho necio! ¡Ustedes me obligaron! Pues más bien, yo debería ser recomendado por ustedes porque en nada he sido menos que los apóstoles eminentes, aunque nada soy.