Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 11:1-17 verso por verso
Entonces Roboam llegó a Jerusalén y reunió a los de la casa de Judá y de Benjamín, ciento ochenta mil guerreros escogidos, a fin de combatir contra Israel y devolver el reino a Roboam.
Pero la palabra del SEÑOR vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo:
“Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a todos los israelitas que están en Judá y Benjamín, diciendo que
así ha dicho el SEÑOR: ‘No suban ni combatan contra sus hermanos. Vuélvanse cada uno a su casa, porque de parte mía ha sucedido esto’”. Ellos escucharon las palabras del SEÑOR y desistieron de ir contra Jeroboam.
Roboam habitó en Jerusalén y reedificó ciudades para la defensa de Judá.
Reedificó Belén, Etam, Tecoa,
Betsur, Soco, Adulam,
Gat, Maresa, Zif,
Adoraim, Laquis, Azeca,
Zora, Ajalón y Hebrón, ciudades fortificadas en Judá y en Benjamín.
También reforzó las fortificaciones y puso en ellas comandantes, provisiones, aceite y vino.
Proveyó escudos y lanzas a todas las ciudades, y las fortificó en gran manera. Así Judá y Benjamín le estaban sujetos.
Los sacerdotes y los levitas que estaban en todo Israel se pasaron a Roboam desde todo su territorio.
Los levitas abandonaban sus campos y sus posesiones, y se iban a Judá y a Jerusalén, porque Jeroboam y sus hijos los habían excluido de servir al SEÑOR como sacerdotes.
Más bien, estableció sus propios sacerdotes para los lugares altos, para los demonios y para los becerros que había hecho.
Tras ellos llegaron también personas de todas las tribus de Israel, que habían decidido en su corazón buscar al SEÑOR Dios de Israel. Ellos fueron a Jerusalén para ofrecer sacrificios al SEÑOR, Dios de sus padres.
Así fortalecieron el reino de Judá y apoyaron a Roboam hijo de Salomón durante tres años, porque tres años anduvieron en los caminos de David y de Salomón.