• 2 Crónicas 12:5

    Entonces el profeta Semaías fue a Roboam y a los gobernadores de Judá, que estaban reunidos en Jerusalén por causa de Sisac, y les dijo: — Así ha dicho el SEÑOR: “Ustedes me han abandonado; por tanto, yo también los he abandonado en mano de Sisac”.

  • 2 Crónicas 12:6

    Los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: — Justo es el SEÑOR.

  • 2 Crónicas 12:7

    Cuando el SEÑOR vio que se habían humillado, vino la palabra del SEÑOR a Semaías, diciendo: — Se han humillado; no los destruiré. Les daré alguna liberación, y mi ira no se derramará sobre Jerusalén por medio de Sisac.

  • 2 Crónicas 12:8

    No obstante, serán sus siervos, para que sepan distinguir entre servirme a mí y servir a los reinos de otras tierras.

  • 2 Crónicas 12:9

    Entonces Sisac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén y tomó los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros de la casa del rey; todo lo tomó. También tomó los escudos de oro que había hecho Salomón.

  • 2 Crónicas 12:10

    En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y los entregó a la custodia de los jefes de la escolta, que guardaban la entrada de la casa del rey.

  • 2 Crónicas 12:11

    Y sucedía que cuantas veces el rey entraba en la casa del SEÑOR, los de la escolta venían y los llevaban, y después los volvían a poner en la cámara de los de la escolta.

  • 2 Crónicas 12:12

    Como Roboam se había humillado, la ira del SEÑOR se apartó de él para no destruirlo del todo. Además, en Judá las cosas marchaban bien.

Continúa después de la publicidad