Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 29:20-29 verso por verso
El rey Ezequías se levantó muy de mañana, reunió a los dirigentes de la ciudad y subió a la casa del SEÑOR.
Llevaron siete toros, siete carneros, siete corderos y siete machos cabríos para hacer un sacrificio por el pecado a favor del reino, del santuario y de Judá. Y mandó a los sacerdotes hijos de Aarón que los ofrecieran como holocausto sobre el altar del SEÑOR.
Entonces mataron los toros, y los sacerdotes tomaron la sangre y la esparcieron sobre el altar. Mataron luego los carneros y esparcieron la sangre sobre el altar. Asimismo, mataron los corderos y esparcieron la sangre sobre el altar.
Después hicieron acercar ante el rey y la multitud los machos cabríos de la ofrenda por el pecado, y pusieron sus manos sobre ellos.
Entonces los sacerdotes los degollaron y con su sangre hicieron un sacrificio por el pecado en el altar, para hacer expiación por todo Israel. Porque el rey había ordenado el holocausto y el sacrificio por el pecado, por todo Israel.
También puso a los levitas en la casa del SEÑOR, con címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán; porque este fue el mandamiento del SEÑOR por medio de sus profetas.
Así que los levitas estuvieron de pie con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas.
Entonces Ezequías mandó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y cuando el holocausto empezó a ser ofrecido, comenzó el canto al SEÑOR con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel.
Toda la congregación adoraba mientras resonaba el canto y sonaban las trompetas, todo hasta acabarse el holocausto.
Cuando acabaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se arrodillaron y adoraron.