Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 29:25-36 verso por verso
También puso a los levitas en la casa del SEÑOR, con címbalos, liras y arpas, conforme al mandato de David, de Gad, vidente del rey, y del profeta Natán; porque este fue el mandamiento del SEÑOR por medio de sus profetas.
Así que los levitas estuvieron de pie con los instrumentos de David, y los sacerdotes con las trompetas.
Entonces Ezequías mandó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. Y cuando el holocausto empezó a ser ofrecido, comenzó el canto al SEÑOR con las trompetas y los instrumentos de David, rey de Israel.
Toda la congregación adoraba mientras resonaba el canto y sonaban las trompetas, todo hasta acabarse el holocausto.
Cuando acabaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se arrodillaron y adoraron.
Entonces el rey Ezequías y los dirigentes mandaron a los levitas que alabaran al SEÑOR con las palabras de David y del vidente Asaf. Y ellos alabaron con grande gozo, y se inclinaron y adoraron.
Luego Ezequías tomó la palabra y dijo: — Ahora ustedes se han consagrado al SEÑOR. Acérquense y presenten sacrificios y ofrendas de acción de gracias en la casa del SEÑOR. Entonces la multitud presentó sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los de corazón generoso ofrecieron holocaustos.
El número de los holocaustos que trajo la asamblea fue de setenta toros, cien carneros y doscientos corderos; todos estos fueron para el holocausto al SEÑOR.
Las ofrendas consagradas fueron de seiscientos toros y tres mil ovejas.
Sin embargo, los sacerdotes eran pocos y no bastaban para desollar todos los holocaustos, de modo que sus hermanos los levitas les ayudaron, hasta que acabaron la obra y hasta que los sacerdotes se purificaron. Porque los levitas habían sido más concienzudos que los sacerdotes en purificarse.
Así, pues, hubo una gran cantidad de holocaustos, con los sebos de los sacrificios de paz y con las ofrendas líquidas de cada holocausto. Así quedó restablecido el servicio de la casa del SEÑOR.
Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios había realizado a favor del pueblo, porque la cosa se había hecho con rapidez.