Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 30:11-18 verso por verso
Solamente algunos hombres de Aser, de Manasés y de Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén.
También en Judá se manifestó la mano de Dios, dándoles un solo corazón para cumplir el mandato del rey y de los magistrados, conforme a las palabras del SEÑOR.
En el mes segundo se reunió en Jerusalén mucha gente, una gran congregación, para celebrar la fiesta de los Panes sin levadura.
Luego se levantaron y quitaron los altares que había en Jerusalén. También quitaron los altares de incienso, y los echaron al arroyo de Quedrón.
Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua el catorce del mes segundo. Los sacerdotes y los levitas estaban avergonzados y se purificaron, y llevaron holocaustos a la casa del SEÑOR.
Tomaron su respectivo lugar conforme a lo establecido en la ley de Moisés, hombre de Dios, y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de mano de los levitas.
Puesto que había muchos en la congregación que no estaban purificados, los levitas estuvieron a cargo del sacrificio de las víctimas de la Pascua, por todos los que no se habían purificado, a fin de consagrarlas al SEÑOR.
La mayoría de la gente, muchos de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón, no se había purificado; pero comieron la víctima de la Pascua, aunque no de acuerdo con lo prescrito. Pero Ezequías oró por ellos diciendo: “El SEÑOR, que es bueno, perdone a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios,