Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 31:3-10 verso por verso
El rey contribuyó con una parte de su patrimonio para los holocaustos: para los holocaustos de la mañana y de la tarde, y para los holocaustos de los sábados, de las lunas nuevas y de las fiestas solemnes, como está escrito en la ley del SEÑOR.
También mandó al pueblo que habitaba en Jerusalén que dieran a los sacerdotes y a los levitas la porción que les correspondía, para que se mantuvieran dedicados a la ley del SEÑOR.
Cuando fue divulgada esta orden, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino nuevo, aceite, miel y de todos los frutos de la tierra. Asimismo, trajeron en abundancia los diezmos de todas las cosas.
También los hijos de Israel y de Judá que habitaban en las ciudades de Judá trajeron los diezmos de las vacas y de las ovejas, y los diezmos de las cosas consagradas al SEÑOR su Dios, y lo acumularon en montones.
Comenzaron a hacer aquellos montones en el mes tercero, y acabaron en el mes séptimo.
Ezequías y los magistrados fueron a ver los montones, y bendijeron al SEÑOR y a su pueblo Israel.
Ezequías preguntó a los sacerdotes y a los levitas acerca de los montones.
Y Azarías, sumo sacerdote de la casa de Sadoc, le respondió: “Desde que comenzaron a traer la ofrenda a la casa del SEÑOR, hemos comido y nos hemos saciado, y ha sobrado mucho. Porque el SEÑOR ha bendecido a su pueblo, y ha sobrado esta gran cantidad”.