Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 32:24-33 verso por verso
En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte y oró al SEÑOR. Él le respondió y le dio una señal milagrosa.
Pero Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho; antes bien, se enalteció su corazón, y el furor de Dios vino contra él, contra Judá y contra Jerusalén.
Pero después que se enalteció su corazón, Ezequías se humilló, junto con los habitantes de Jerusalén; y el furor del SEÑOR dejó de venir sobre ellos en los días de Ezequías.
Ezequías tuvo muchísimas riquezas y gloria. Adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, especias aromáticas, escudos y toda clase de objetos valiosos.
También tuvo depósitos para los productos del grano, del vino nuevo y del aceite, establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños.
Adquirió ciudades, rebaños de ovejas y vacas en gran abundancia, porque Dios le dio muchísimas posesiones.
El mismo Ezequías cegó la salida de las aguas de Guijón Alto, y las condujo directamente hacia abajo, hacia el oeste, a la Ciudad de David. Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo,
excepto en el asunto de los intermediarios de los jefes de Babilonia, que fueron enviados a él para investigar el prodigio que había acontecido en el país. Dios lo abandonó para probarlo, a fin de conocer todo lo que estaba en su corazón.
Los demás hechos de Ezequías y sus obras piadosas, he aquí que están escritos en la visión del profeta Isaías hijo de Amoz y en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
Ezequías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de Jerusalén lo honraron en su muerte. Y su hijo Manasés reinó en su lugar.