Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 33:1-10 verso por verso
Manasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén.
Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, conforme a las prácticas abominables de las naciones que el SEÑOR había echado de delante de los hijos de Israel.
Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto.
También edificó altares en la casa del SEÑOR, de la cual el SEÑOR había dicho: “En Jerusalén estará mi nombre para siempre”.
Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa del SEÑOR.
Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos del SEÑOR, provocándolo a ira.
La imagen tallada del ídolo que había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: “En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre.
No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido para sus padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por medio de Moisés”.
Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más que las naciones que el SEÑOR había destruido ante los hijos de Israel.
El SEÑOR habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon.