Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 36:11-23 verso por verso
Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.
Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato del SEÑOR.
Asimismo, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien lo había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su corazón para no volver al SEÑOR Dios de Israel.
También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa del SEÑOR, que él había santificado en Jerusalén.
El SEÑOR, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de su morada.
Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira del SEÑOR estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio.
Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los débiles. A todos los entregó en su mano.
Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia.
Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.
A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia,
para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su desolación reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.
En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, el SEÑOR despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo:
Así ha dicho Ciro, rey de Persia: “El SEÑOR, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre ustedes de todo su pueblo, que el SEÑOR su Dios sea con él, y suba”.