Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Crónicas 36:6-20 verso por verso
Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia.
Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa del SEÑOR, y los puso en su palacio en Babilonia.
Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se halló en su contra, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su lugar.
Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén. Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR,
y al año siguiente el rey Nabucodonosor mandó llevarlo a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa del SEÑOR. En lugar de él proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.
Sedequías tenía veintiún años cuando comenzó a reinar, y reinó once años en Jerusalén.
Él hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato del SEÑOR.
Asimismo, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien lo había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su corazón para no volver al SEÑOR Dios de Israel.
También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa del SEÑOR, que él había santificado en Jerusalén.
El SEÑOR, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de su morada.
Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira del SEÑOR estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio.
Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los débiles. A todos los entregó en su mano.
Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia.
Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.
A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia,