Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Pedro 3:8-18 verso por verso
Pero, amados, una cosa no pasen por alto: que delante del Señor un día es como mil años y mil años como un día.
El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con ustedes porque no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento.
Pero el día del Señor vendrá como ladrón. Entonces los cielos pasarán con grande estruendo; los elementos, ardiendo, serán deshechos; y la tierra y las obras que están en ella serán consumidas.
Ya que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡qué clase de personas deben ser ustedes en conducta santa y piadosa,
aguardando y apresurándose para la venida del día de Dios! Por causa de ese día los cielos, siendo encendidos, serán deshechos; y los elementos, al ser abrasados, serán fundidos.
Según las promesas de Dios esperamos cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia.
Por tanto, oh amados, estando a la espera de estas cosas, procuren con empeño ser hallados en paz por él, sin mancha e irreprensibles.
Consideren que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo les ha escrito, según la sabiduría que le ha sido dada.
Él habla de estas cosas en todas sus epístolas, en las cuales hay algunas cosas difíciles de entender que los indoctos e inconstantes tuercen, como lo hacen también con las otras Escrituras para su propia destrucción.
Así que ustedes, oh amados, sabiendo esto de antemano, guárdense; no sea que, siendo desviados por el engaño de los malvados, caigan de su firmeza.
Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.