Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Reyes 1:2-16 verso por verso
Ocozías se cayó por la celosía de su sala en el piso superior, en Samaria, y quedó malherido. Entonces envió mensajeros diciéndoles: — Vayan y consulten a Baal-zebub, dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad.
Entonces el ángel del SEÑOR dijo a Elías el tisbita: — Levántate, sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaria y diles: “¿Acaso no hay Dios en Israel para que ustedes vayan a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón?
Por tanto, así ha dicho el SEÑOR: ‘De la cama a la cual subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás’ ”. Entonces Elías se fue.
Y cuando los mensajeros regresaron al rey, este les preguntó: — ¿Por qué han regresado?
Ellos le respondieron: — Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: “Vayan, regresen al rey que los envió y díganle que así ha dicho el SEÑOR: ‘¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú mandes a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón? Por tanto, de la cama a la cual subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás’ ”.
Entonces él les preguntó: — ¿Qué aspecto tenía aquel hombre que vino a su encuentro y les dijo estas palabras?
Ellos le respondieron: — Era un hombre velludo, que tenía ceñido un cinto de cuero a la cintura. Entonces dijo: — Él es Elías el tisbita.
Entonces Ocozías envió a Elías un jefe de cincuenta con sus cincuenta hombres. Este fue a él, y he aquí que él estaba sentado en la cumbre del monte, y le dijo: — Oh hombre de Dios, el rey ha dicho: “¡Desciende!”.
Elías respondió y dijo al jefe de cincuenta: — Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti con tus cincuenta. Entonces descendió fuego del cielo y lo consumió a él con sus cincuenta.
El rey volvió a enviarle otro jefe de cincuenta con sus cincuenta, y este le habló diciendo: — Oh hombre de Dios, el rey ha dicho así: “¡Desciende pronto!”.
Elías respondió y les dijo: — Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma a ti con tus cincuenta. Entonces descendió del cielo fuego de Dios y lo consumió a él con sus cincuenta.
Volvió a enviar un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta. Aquel tercer jefe de cincuenta subió, y al llegar se hincó de rodillas ante Elías y le rogó diciendo: — ¡Oh hombre de Dios, te ruego que sea de valor a tus ojos mi vida y la vida de estos cincuenta siervos tuyos!
He aquí, ha descendido fuego del cielo y ha consumido a los dos primeros jefes de cincuenta con sus cincuenta. ¡Sea ahora mi vida de valor a tus ojos!
Entonces el ángel del SEÑOR dijo a Elías: — Desciende con él; no le tengas miedo. Elías se levantó, fue con él al rey
y le dijo: — Así ha dicho el SEÑOR: “Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Baal-zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar su palabra?), por tanto, de la cama a la cual subiste no descenderás, sino que ciertamente morirás”.