Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Reyes 10:18-27 verso por verso
Entonces Jehú reunió a todo el pueblo y les dijo: — Acab sirvió poco a Baal; Jehú le servirá mucho.
Ahora pues, convóquenme a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes, sin que falte ni uno; porque voy a ofrecer un gran sacrificio a Baal. Cualquiera que falte no vivirá. Jehú hacía esto con astucia, para destruir a los que rendían culto a Baal.
Entonces dijo Jehú: — ¡Consagren una asamblea festiva para Baal! Y ellos la convocaron.
Entonces Jehú envió mensajeros por todo Israel, y todos los siervos de Baal llegaron, sin que nadie dejara de venir. Y entraron en el templo de Baal, el cual se llenó de extremo a extremo.
Entonces Jehú dijo al que estaba a cargo del vestuario: — Saca vestiduras para todos los siervos de Baal. Y él sacó las vestimentas para ellos.
Luego entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal: — Busquen y vean que no haya aquí entre ustedes ninguno de los siervos del SEÑOR, sino solo los siervos de Baal.
Cuando entraron para ofrecer los sacrificios y los holocaustos, Jehú colocó afuera ochenta hombres diciéndoles: — ¡Cualquiera que deje escapar a alguno de los hombres que yo he puesto en sus manos, su vida responderá por la de él!
Y sucedió que cuando ellos acabaron de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su escolta y a los comandantes: — ¡Entren y mátenlos; que no salga ninguno! Los de la escolta y los comandantes los mataron a filo de espada y los echaron fuera. Avanzaron hasta el interior del templo de Baal,
sacaron el árbol ritual del templo de Baal y lo quemaron.
Destrozaron la piedra ritual de Baal, destrozaron el templo y lo convirtieron en letrina hasta el día de hoy.