Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Reyes 21:7-16 verso por verso
Puso la imagen tallada de Asera que había hecho, en la casa de la cual el SEÑOR había dicho a David y a su hijo Salomón: “En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre.
No volveré a desplazar los pies de Israel de la tierra que he dado a sus padres, con tal de que procuren hacer conforme a todas las cosas que les he mandado, y conforme a toda la ley que les mandó mi siervo Moisés”.
Pero ellos no escucharon, y Manasés hizo que se desviaran, e hicieron lo malo, más que las naciones que el SEÑOR había destruido ante los hijos de Israel.
Entonces el SEÑOR habló por medio de sus siervos los profetas, diciendo:
“Por cuanto Manasés, rey de Judá, ha hecho estas abominaciones y ha hecho más mal que todo el que hicieron los amorreos que lo precedieron, y ha hecho también pecar a Judá con sus ídolos,
por tanto, así ha dicho el SEÑOR Dios de Israel: ‘He aquí, yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oiga le retiñirán ambos oídos.
Extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab, y limpiaré a Jerusalén como cuando se limpia un plato; se limpia y luego se lo pone boca abajo.
Desampararé al remanente de mi heredad y lo entregaré en mano de sus enemigos, y serán presa y despojo para todos sus enemigos.
Porque han hecho lo malo ante mis ojos y me han provocado a ira desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy’”.
Aparte de esto, Manasés derramó muchísima sangre inocente, hasta llenar Jerusalén de un extremo a otro, además de su pecado con el que hizo pecar a Judá, para que hiciera lo malo ante los ojos del SEÑOR.