Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Reyes 22:3-13 verso por verso
Sucedió que en el año dieciocho del rey Josías el rey envió a Safán hijo de Azalías, hijo del escriba Mesulam, a la casa del SEÑOR, diciendo:
— Ve al sumo sacerdote Hilquías y dile que vacíe el dinero que ha sido traído a la casa del SEÑOR y que los guardias de la puerta han recogido del pueblo.
Que lo entreguen en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa del SEÑOR, para que lo entreguen a los que hacen la obra en la casa del SEÑOR, con el propósito de reparar las grietas de la casa
(es decir, a los carpinteros, a los constructores y a los albañiles), a fin de comprar madera y piedra labrada para reparar la casa.
Pero que no se les pida cuenta del dinero cuyo manejo se les confía, porque ellos proceden con fidelidad.
Entonces el sumo sacerdote Hilquías dijo al escriba Safán: — He hallado el libro de la Ley en la casa del SEÑOR. E Hilquías entregó el libro a Safán, y este lo leyó.
Entonces el escriba Safán fue al rey y le dio informes diciendo: — Tus siervos han vaciado el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa del SEÑOR.
Asimismo, el escriba Safán declaró al rey diciendo: — El sacerdote Hilquías me ha dado un libro. Y Safán lo leyó en presencia del rey.
Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras del libro de la Ley, rasgó sus vestiduras.
Luego el rey mandó al sacerdote Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías, el siervo del rey, diciendo:
— Vayan y consulten al SEÑOR por mí, por el pueblo y por todo Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira del SEÑOR que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no han obedecido los mandamientos de este libro de hacer conforme a todo lo que ha sido escrito acerca de nosotros.