Explicación, estudio y comentario bíblico de 2 Reyes 23:14-30 verso por verso
Destrozó las piedras rituales, cortó los árboles rituales de Asera y llenó sus lugares con huesos humanos.
También destruyó el altar que había en Betel y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel; destruyó ese altar y el lugar alto. Quemó el lugar alto y lo convirtió en polvo, y quemó el árbol ritual de Asera.
Y al volverse Josías, vio los sepulcros que estaban allí en el monte. Entonces mandó sacar los huesos de los sepulcros y los quemó sobre el altar para profanarlo, conforme a la palabra del SEÑOR que había proclamado el hombre de Dios que había anunciado estas cosas.
Después preguntó: — ¿Qué es aquel monumento que veo? Y los hombres de la ciudad le respondieron: — Es el sepulcro del hombre de Dios que vino de Judá y anunció estas cosas que tú has hecho contra el altar de Betel.
Entonces dijo: — Déjenlo. Nadie mueva sus restos. Así respetaron sus restos y los restos del profeta que vino de Samaria.
Josías también quitó todos los santuarios de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, que habían hecho los reyes de Israel, provocando a ira al SEÑOR. Hizo con ellos conforme a todo lo que había hecho en Betel.
Además, mató sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que estaban allí, y sobre ellos quemó huesos humanos. Después regresó a Jerusalén.
Entonces el rey mandó a todo el pueblo, diciendo: — Celebren la Pascua al SEÑOR su Dios, conforme a lo que está escrito en este libro del pacto.
En verdad, no había sido celebrada una Pascua como esta desde el tiempo de los jueces que gobernaron a Israel ni en todo el tiempo de los reyes de Israel y de los reyes de Judá.
Esta Pascua al SEÑOR fue celebrada en Jerusalén en el año dieciocho del rey Josías.
Asimismo, Josías eliminó a los que evocaban a los muertos y a los espiritistas, los ídolos domésticos, los ídolos repugnantes y todos los ídolos detestables que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilquías había hallado en la casa del SEÑOR.
No hubo un rey antes de él que se volviera como él al SEÑOR con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni tampoco se levantó otro igual después de él.
Con todo eso, el SEÑOR no desistió del ardor de su gran ira, ya que su ira se había encendido contra Judá, por todas las cosas con que Manasés lo había provocado.
Entonces dijo el SEÑOR: “También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel. Desecharé esta ciudad que escogí, a Jerusalén, y la casa de la cual había dicho: ‘Allí estará mi nombre’”.
Los demás hechos de Josías y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
En sus días el faraón Necao, rey de Egipto, subió contra el rey de Asiria, junto al río Éufrates. El rey Josías fue a su encuentro, pero cuando el faraón lo vio, le dio muerte en Meguido.
Sus servidores lo pusieron en un carro y lo llevaron muerto de Meguido a Jerusalén, y lo sepultaron en su sepulcro. Luego el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo ungieron y lo proclamaron rey en lugar de su padre.